DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

12 de noviembre de 2010

Nuestra lectura de hoy, viernes 12 de noviembre

Mateo, capítulos 17 al 19

El hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. (Mateo 19:5-6)

En nuestros días se ha vuelto tan común el divorcio y el recasamiento, que aún dentro de la iglesia hemos sido contaminados con este estilo de vida contrario a los principios de Dios. Volvamos a escudriñar Su Palabra, deshagámonos de los criterios del mundo que se han infiltrado en nuestra manera de pensar y de actuar. Luchemos por sostener y mantener en alto la verdad de Dios. Alineemos nuestras vidas según los principios del reino de los cielos.

Lo que Dios unió... no lo separe el hombre...
Para Dios, el matrimonio es hasta que la muerte los separe.

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