DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

17 de enero de 2011

Nuestra lectura de hoy, lunes 17 de enero

Hebreos, capítulos 11 al 13

Fe es la certeza de lo que se espera, es la convicción de lo que no se ve. (Hebreos 11:1)

Sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que recompensa a quienes le buscan. (Hebreos 11:6)

Por la fe es que entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios. (Hebreos 11:3)
Por fe es que somos justificados y tenemos paz con Dios. (Romanos 5:1)
Por la fe en Cristo Jesús es que fuimos adoptados como hijos de Dios, y El ha enviado Su Espíritu a nuestros corazones. (Gálatas 3:14, 4:6)
Es con fe que vencemos al mundo y apagamos los dardos de fuego del maligno. (1 Juan 5:4, Efesios 6:16)
Por la fe en Sus promesas, conservamos la esperanza del regreso de nuestro Señor, y esperamos cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. (2 Pedro 3:13-14)

Los justos viven por fe, y alcanzan buen testimonio delante de Dios por medio de ella.

Abel, Enoc, Noé, Abraham, Sara, Isaac, Jacob, José, Moisés... y tantos otros hombres y mujeres agradaron a Dios y obtuvieron testimonio de justicia por medio de la fe. Ellos confiaron en El, creyeron Sus promesas, le obedecieron, y esperaron convencidos de que era poderoso para hacer todo lo que había prometido. Sacaron fuerzas de debilidad y su fe se fortaleció en medio de las pruebas. No temieron, pusieron la mirada en el galardón, y se mantuvieron como viendo al Invisible. Por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas... Otros murieron sin recibir lo prometido, creyéndolo aún y saludándolo de lejos. Por eso Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos. Muchos fueron apedreados, perseguidos, encarcelados, maltratados... pero su fe les fue contada por justicia.

Fe no es creer que Dios va a hacer lo que queremos, o que por medio de ella vamos a conseguir todo lo que deseamos.
Fe es creerle a Dios, confiar en Sus palabras, y mantenernos en Sus promesas todo el tiempo, aun durante la adversidad.

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