DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

22 de enero de 2011

Nuestra lectura de hoy, sábado 22 de enero

2 Pedro, capítulo 3
1 Juan, capítulos 1 y 2

En los últimos días habrá gente que se burlará diciendo: ¿Dónde está la promesa de Su advenimiento? (2 Pedro 3:3-4)
Pero el Señor no retarda Su promesa según piensan ellos. Sino que tiene paciencia, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan.
El Señor vendrá por una iglesia gloriosa, que no tenga mancha ni arruga; por eso debemos vivir de manera santa y piadosa, esperando y apresurándonos para ese día. Procuremos con diligencia ser hallados por El irreprensibles y en paz, con nuestra lámpara llena del aceite que se produce en la comunión íntima con nuestro Señor.
Recordemos que la paciencia de Dios es para salvación. (2 Pedro 3:9-15)

No nos desanimemos, mantengámonos firmes, aguardando con paciencia, pues Su venida está cada día más cerca. (Santiago 5:6)

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