DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

13 de noviembre de 2010

Nuestra lectura de hoy, sábado 13 de noviembre

Mateo, capítulos 20 al 22

Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:

Los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero entre ustedes no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre ustedes será servidor de los demás, y el que quiera ser el primero entre ustedes, será siervo de todos.
Porque el Hijo del Hombre no vino para ser sevido, sino para servir, y para dar Su vida en rescate por muchos. (Mateo 20:25-28)

La iglesia no se mueve según los principios de esta tierra, sino según los principios de Dios.
En el mundo hay jerarquías donde los de arriba gobiernan y los de abajo sirven. Pero entre el pueblo de Dios no debe ser así. El Señor nos llamó a servirnos los unos a los otros con amor. Ese es el ejemplo que nuestro Señor nos dejó. El que quiere ser grande delante de Dios, debe servir a sus hermanos.

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