DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

4 de julio de 2010

Nuestra lectura de hoy, domingo 4 de julio

Salmos, capítulos 75 al 77

"Oh Dios, santo es tu camino." (Salmo 77:13)

Fuimos escogidos por Dios para ser santos y sin mancha delante de El. (Efesios 1:4)

SANTO significa: 'limpio', 'puro', 'apartado del mal'.

Dios es santo, y los que hemos creído en Su Hijo Jesús debemos ser santos también. Pero no podemos santificarnos mediante nuestros propios esfuerzos, sólo la sangre de Cristo puede limpiar nuestros corazones. Y es el Espíritu Santo quien va obrando en nosotros para purificarnos, redargüirnos, apartarnos del mal y hacernos parecidos a Jesucristo, nuestro Salvador. Su obra va haciendo morir dentro nuestro los deseos de la carne que nos contaminan, para que podamos llevar una vida santa que agrade a nuestro Padre.

Si somos hijos de Dios, andemos en luz; no vivamos de acuerdo a los deseos que teníamos antes de conocer al Señor; permitamos que Su Espíritu nos enseñe a vivir en santidad, porque sin ella nadie podrá ver a Dios.

"El Dios de paz les santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo." (1 Tesalonicenses 5:23)

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