DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

5 de julio de 2010

Nuestra lectura de hoy, lunes 5 de julio

Salmos, capítulos 78 al 80

El salmo 78 cuenta acerca de una generación que fue necia y rebelde, infiel a Dios en su espíritu. Una generación que no dispuso su corazón para buscarle, sino por el contrario, le volvió la espalda, no quiso obedecerle y olvidó las obras que El había hecho a su favor. Esta gente pecó contra Dios rebelándose y no confiando en Su salvación. Ellos solo buscaban a Dios cuando estaban en problemas... entonces le pedían ayuda y se acordaban que El era su refugio y su redentor... Pero le lisonjeaban con sus bocas y con sus lenguas le mentían, pues sus corazones no eran rectos con El.

Una triste generación que, habiendo conocido a Dios, se perdió pues no se mantuvo fiel a El.

Jesús dijo: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos; sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos." (Mateo 7:21)

Lamentablemente, muchos dicen ser cristianos pero en su corazón aman al mundo y viven de acuerdo al mundo... Buscan a Dios sólo para ser bendecidos, pero no están dispuestos a renunciar al pecado y a tomar la cruz de Cristo cada día. Dicen conocer a Dios, pero con sus hechos lo niegan pues no le obedecen...

Examinemos nuestras vidas queridos cristianos, inclinemos nuestro corazón hacia Dios, volvámonos a El. No desperdiciemos Su gracia jugando con ella, no pongamos a prueba Su paciencia y misericordia... No menospreciemos la sangre que Jesucristo derramó a nuestro favor para salvarnos. Porque llegará el día en que nos presentaremos delante del trono de Dios para ser juzgados, y frente a Su presencia será descubierta la verdad de nuestro corazón... Si nos encontramos faltos, si hemos descuidado la salvación de nuestras almas... es hora de arreglar nuestras cuentas con Dios. Ahora es el tiempo de tomar en serio Su misericordia y arrepentirnos de nuestra liviandad.

Busquemos el reino de Dios y Su justicia, vivamos en santidad, permanezcamos unidos al Señor desechando el pecado y echando mano de la vida eterna!

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