DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

6 de julio de 2010

Nuestra lectura de hoy, martes 6 de julio

Salmos, capítulos 81 al 83

"Mi pueblo no oyó mi voz... no me quiso a mí. Por tanto, los dejé a la dureza de su corazón; y caminaron en sus propios consejos..." (Salmo 81:11-12)

El Señor nos ha hablado por medio de Su Palabra, nos ha enseñado cómo debemos vivir; El nos mostró el camino y nos dio Su Espíritu para guiarnos y ayudarnos a andar por él.
Pero podemos extraviarnos si persistimos en la rebeldía de nuestro corazón, si nos obstinamos en hacer nuestra voluntad, si amamos más nuestros caminos y no escuchamos Su consejo.


"Si oímos hoy Su voz, no endurezcamos nuestros corazones..." (Hebreos 3:15)

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