DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

1 de octubre de 2010

Nuestra lectura de hoy, viernes 1º de octubre

Ezequiel, capítulos 18 al 20

"Si el justo se aparta de su justicia, y hace iniquidad, él morirá por ello (si no se arrepiente y vuelve al Señor).
Y si el impío se aparta de las impiedades que hizo para comenzar a vivir con rectitud y justicia, su alma vivirá".
Conviértanse, y apártense de todas sus transgresiones. Apártense de todas las maldades que han cometido, pecando contra el Señor y háganse de un corazón y espíritu nuevos. Conviértanse y vivirán.(Ezequiel 18:26-28)

No nos alcanza con haber creído en Cristo al principio por medio de una oración. No podemos quedarnos tranquilos creyendo que eso ya es suficiente para nuestra salvación... Ese fue sólo el comienzo de una nueva vida! Esa nueva forma de vivir debe coincidir con la fe en Cristo que hemos profesado.

"El hombre es justificado por las obras y no solamente por la fe". (Santiago 2:24)

"Como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta". (Santiago 2:26)

Si decimos que creemos en Cristo, debemos vivir como El vivió... Y si pecamos, debemos arrepentirnos para que la sangre que El derramó en la cruz limpie nuestras manchas.

"Es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos... ¿Cómo escaparemos si descuidamos una salvación tan grande". (Hebreos 2:1, 3)

"Ocupémonos en nuestra salvación con temor y temblor". (Filipenses 2:12)
"El que persevere hasta el fin, éste será salvo". (Mateo 24:13)

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