DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

2 de octubre de 2010

Nuestra lectura de hoy, sábado 2 de octubre

Ezequiel, capítulos 21 al 23

"Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé..." (Ezequiel 22:30)

El Señor examina el corazón de Su pueblo buscando hombres y mujeres dispuestos a orar, a ayunar y a confesar el pecado de esta generación delante de El.

¿Dónde hay corazones dispuestos a separar un tiempo del resto de las actividades del día para dedicarlo a buscar a Dios en oración y clamar allí a solas delante de El por el pecado que abunda en nuestros días, no solo en el mundo sino también dentro de Su iglesia?

¿Dónde hay cristianos que inclinen cada día sus rodillas para renovar sus fuerzas en Dios, buscar Su consejo y dirección, someter su voluntad a la Suya, y adorar y bendecir Su nombre?

Sin oración y sin conocimiento de Su Palabra, seremos cristianos débiles, fácilmente influenciados por doctrinas erradas; cristianos inconstantes, dominados por las emociones y estados de ánimo, sin fuerzas para resistir al enemigo y a la tentación.

Animémonos a buscar al Señor. Detengamos nuestras vidas agitadas para pasar un tiempo a los pies de nuestro Maestro para que El nos enseñe a vivir según la voluntad del Padre y enderece nuestros pensamientos torcidos de acuerdo a la verdad de Su Palabra.

Todos los santos fortalezcamos nuestras rodillas, levantemos nuestras oraciones al Dios del cielo en el nombre de Cristo Jesús, porque no hay nada más importante en esta vida que buscar primeramente el reino de Dios y Su justicia. Todo lo demás es añadidura.
No nos perdamos el privilegio de caminar con Dios en esta tierra y ser útiles para Sus propósitos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario