DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

9 de octubre de 2010

Nuestra lectura de hoy, sábado 9 de octubre

Ezequiel, capítulos 42 al 44

El Señor, que examina los corazones, sabe acerca de aquellos hijos suyos que han permanecido fieles a El aún en medio de muchas situaciones adversas... aflicciones, injusticias, soledad, incomprensión... y no le han negado. Los que cada día guardan la fe prefiriendo a Cristo por sobre todas las cosas que este mundo les ofrece y por sobre sus propios deseos; los que soportan con paciencia las pruebas, huyen de la tentación, perdonan a quienes les hacen mal, y perseveran en el camino angosto negándose a sí mismos y cargando su cruz cada día. Sigan amando a Dios de todo corazón sigan guardando Su palabra para no pecar contra El. Dios les ve y les dará justa recompensa si no desamayan. (Ezequiel 44:10-16)

Bienaventurados los de corazón limpio, pues ellos verán a Dios. (Mateo 5:8)

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