• Ezequiel, capítulos 45 al 47
Hay un río limpio de agua de vida que sale del trono de Dios y del Cordero. Este río de aguas cristalinas fluye llevando vida eterna a las almas que se sumergen en él. (Ezequiel 47:1-12, Zacarías 14:8, Apocalipsis 22:1)
Jesús dijo:
"Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva." (Juan 7:37-38)
Corramos a Cristo y saciemos nuestra sed con el agua que El nos ofrece. Sumerjamos nuestras almas en las corrientes del río de Dios, que Su presencia nos inunde hasta llenarnos por completo.
Recordemos Sus palabras, meditemos en ellas, apartémonos del pecado. Y que el Señor sea nuestro mayor tesoro y lo más importante en nuestras vidas. Permanezcamos en comunión con El, y Su Espíritu nos guiará cada vez más profundo en el conocimiento de Dios, en Su verdad y amor.
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