DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

14 de octubre de 2010

Nuestra lectura de hoy, jueves 14 de octubre

Daniel, capítulos 9 al 11

Nos hemos equivocado al buscar lo que a nosotros nos satisface, en vez de agradar a Dios con nuestras vidas.
En lugar de amarle con todo el corazón, nos hemos amado más a nosotros mismos y al dinero. En lugar de darle toda la gloria a Su nombre, nos hemos vuelto vanagloriosos, llenos de soberbia, autosuficientes, entendidos en nuestros caminos pero sin conocimiento de Su Palabra y de Su voluntad. Hemos cambiado la verdad de Dios por conocimiento humano... y estamos llenos de confusión. Somos hábiles y rápidos para esquivar la cruz, pero lentos para negarnos a los deseos de nuestra naturaleza. Decimos creer en Dios, pero con nuestros hechos le negamos.
El mundo se ha metido en el corazón de muchos cristianos que han aceptado tener amistad con él, con sus ideas y filosofías, con su música, con su estilo de vida y sus distracciones que han ido robándoles su amistad con Dios y la paz de Cristo...
Justo cuando está tan cerca Su venida hay tantos que duermen... y no están preparados... Es momento de apercibirnos y limpiarnos de toda nuestra inmundicia y practicar la santidad, para ser hallados dignos de participar en las Bodas del Cordero.

'Señor, Dios grande, digno de ser temido, hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos actuado impíamente, y hemos sido rebeldes. No hemos obedecido tu voz. Contra ti pecamos. No anduvimos en tus caminos ni en tus enseñanzas. Conviértenos de nuestras maldades, haznos entender tu verdad. No elevamos nuestra oración ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias. Oye nuestro clamor y perdónanos.' (Daniel 9:4-19)

No hay comentarios:

Publicar un comentario