• Ezequiel, capítulos 12 al 14
"Cuídense de los falsos profetas, que vienen a ustedes vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los pueden reconocer." (Mateo 7:15-16)
"Tengan cuidado, que nadie los engañe." (Mateo 24:4)
Los profetas insensatos andan según su propio espíritu, anunciando vanidad y adivinación mentirosa. Profetizan de su propio corazón y engañan al pueblo de Dios. Con sus visiones engañosas cazan las almas y las tienen cautivas.
Con sus mentiras entristecen el corazón del justo, y fortalecen las manos del impío y le infunden ánimo para que no se aparte de su mal camino. (Ezequiel 13:3, 6, 10, 17, 22)
Dentro del pueblo del Señor abunda esta clase de profecías extrañas que corrompen y contaminan Su iglesia:
"Mi pueblo sigue caminos equivocados por culpa de los profetas que lo engañan, que anuncian paz a quienes les dan de comer..." (Miqueas 3:5)
Apartemos nuestros oídos de las 'palabras proféticas' que alimentan nuestra carne y que centran la atención en los hombres y no en Dios.
Los verdaderos profetas son llamados por Dios para llevar a Su pueblo al arrepentimiento y conducirlos a volverse a El de todo corazón.
Pidámosle al Señor sabiduría para discernir toda palabra que sea dada sobre nosotros. Examinemos todo y sólo retengamos aquello que coincide con la verdad de Dios y Su justicia.
Señor, libera las almas que están cautivas dentro de tu pueblo; que han sido presas de palabras que no provenían de ti. Quita de sus mentes la confusión y toda ceguera espiritual que les impide andar en libertad y de acuerdo a tu verdad. Atráeles hacia tu corazón nuevamente para que puedan conocerte más y caminar en tu luz, de acuerdo a tu voluntad para sus vidas.
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