DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

15 de septiembre de 2010

Nuestra lectura de hoy, miércoles 15 de septiembre

Jeremías, capítulos 27 al 29

"Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de ustedes, dice el Señor, pensamientos de paz, y no de mal, para darles el fin que esperan." (Jeremías 29:11)

Esta promesa es para Su pueblo; El tiene un final feliz, una eternidad gloriosa para todos Sus hijos.
En esta tierra atravesaremos dificultades, aflicciones, tendremos días nublados, cielos tormentosos, noches oscuras... pero aún en medio de cada problema, los que esperan en el Señor serán guardados con Su paz. No entendemos ahora el por qué de muchas cosas que nos tocan vivir; pero podemos depositar toda nuestra confianza en Dios, en Su voluntad, en Su soberanía, en Sus planes y propósitos eternos, y en la obra que El está haciendo cuidadosamente en nuestro corazón.
Podemos estar seguros de que El completará y llevará a buen término lo que ha comenzado. Sus pensamientos son más altos, más profundos, y mejores que los nuestros.

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