• Jeremías, capítulos 24 al 26
Volvámonos ahora de nuestro mal camino y de la maldad de nuestras obras, no vayamos en pos de dioses ajenos, sirviéndoles y adorándoles. Enderecemos nuestros pasos.
Inclinemos nuestro oído para escuchar la voz del Señor nuestro Dios... Dispongámonos a obedecerle.
Pronto, dejemos de practicar el pecado. Vivamos en santidad... santidad en los pensamientos, santidad en las acciones, santidad en la forma de hablar...
Busquemos al Señor con corazón humillado y arrepentido, para que podamos conocerle de verdad; y seamos Su pueblo santo, Su iglesia amada y purificada, la novia resplandeciente que El viene a buscar.
(Jeremías 24:7, 25:5-6, 26:13)
◘
DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21
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