DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

23 de septiembre de 2010

Nuestra lectura de hoy, jueves 23 de septiembre

Jeremías, capítulos 51 y 52
Lamentaciones, capítulo 1

El libro de LAMENTACIONES está compuesto por cinco poemas que expresan el profundo dolor por la destrucción, el exilio, y cautiverio en el que se encuentra el pueblo.

Jeremías les había hablado de parte de Dios para advertirles todo lo que vendría sobre ellos si no se volvían de todo corazón a El; pero el pueblo no quiso prestarle atención y prefirió escuchar a otros profetas que no descubrían su pecado, sino que les daban vanas profecías, falsas esperanzas con las que se extraviaron aún más. (Lamentaciones 2:14)
Tarde se dieron cuenta que el Señor les hablaba en serio y que sus caminos torcidos por la desobediencia y rebelión les conducirían finalmente a semejante desgracia.

¿Cómo volver de nuestros extravíos?
La única manera es arrepintiéndonos, reconociendo nuestro pecado delante de Dios... Humillándonos delante de El.
Levántate, busca al Señor; derrama como agua tu corazón ante Su presencia; alza tus manos a El implorando Su perdón. (Lamentaciones 2:19)

La disciplina del Señor duele, pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados. (Hebreos 12:11)

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