DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

9 de mayo de 2010

Nuestra lectura de hoy, domingo 9 de mayo

2 Crónicas, capítulos 18 al 20

Acab fue un rey que se apartó de Dios y se volvió por completo a la idolatría. Su impiedad llegó a ser mayor que la de todos los reyes anteriores a él en Israel.
Se rodeó además, de profetas falsos que le anunciaban siempre victoria y bienestar; aún cuando Dios ya había planeado su destrucción a causa de su maldad. (2 Crónicas 18:5-27)
Un rey obstinado en llevar adelante sus planes, indiferente a la voz de Dios y a Su voluntad, que tristemente terminó sus días en el campo de batalla derrotado por sus enemigos, y lo que es peor... sin haber vuelto su corazón al Señor...

"Si oyes hoy Su voz, no endurezcas tu corazón." (Hebreos 3:8)

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