DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

5 de abril de 2010

Nuestra lectura de hoy, lunes 5 de abril

2 Samuel, capítulos 16 al 18

Cuántas voces llegan a nuestras vidas en los momentos de 'aparente descenso' y humillación que el Señor permite para seguir probándonos y transformando el corazón. (2 Samuel 16:5-8)
Algunas voces nos condenan, otras nos maldicen, otras nos juzgan sin comprender el propósito oculto de Dios de usar toda esa adversidad para purificarnos y refinarnos como el oro. Sigamos el camino que el Señor nos ha trazado, alimentándonos cada día con Su Palabra que es la Verdad que nos sostiene y nos libra de las dudas y mentiras que bombardean nuestra mente. Si Dios bendice nuestras vidas, ninguna maldición puede hacernos daño. Confiemos en el Señor, escuchemos Su voz. La última palabra la tiene El...

Los quebrantos que David padeció desde su juventud, hicieron de él un hombre especial a los ojos de Dios, y de gran bendición para la nación que lo tuvo como rey.

Es necesario que pasemos por diferentes pruebas... no las esquivemos... No nos escapemos de las manos del Alfarero, podremos sufrir allí mientras somos modelados a la imagen de Cristo... pero es el lugar más seguro y donde se irá completando la obra que nuestro buen Señor comenzó en nuestras vidas.

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