DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

20 de marzo de 2010

Nuestra lectura de hoy, sábado 20 de marzo

Rut, capítulos 3 y 4
1 Samuel, capítulo 1

Ana, otra mujer que se refugió en Dios y desahogó su pena delante de El.
Su esterilidad la había expuesto a las burlas y al desprecio de su familia. Y a medida que pasaban los años, su dolor iba en aumento; hasta que ya no pudo soportarlo más...
Humillada, avergonzada y con su alma llena de amargura, llorando clamó a Dios.

La Biblia promete que si clamamos a Dios, El nos va a responder. (Jeremías 33:3)
No dice que va a concedernos siempre lo que le pedimos, pero nos asegura que nos responderá... Y Su respuesta siempre trae paz a nuestras vidas.

Ana, luego de exponer toda su tristeza ante Dios, recuperó el gozo, la aflicción de su alma desapareció; y con el tiempo dio a luz un niño: Samuel, que llegó a ser profeta de Israel y un hombre fiel a Dios en su generación. Respuesta a la oración de una mujer desahuciada que puso su imposibilidad y su vergüenza en las manos de Dios y confió en El.

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