DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

16 de marzo de 2010

Nuestra lectura de hoy, martes 16 de marzo

Jueces, capítulos 12 al 14

"Los israelitas volvieron a hacer lo malo ante los ojos del Señor..." (Jueces 13:1)

"Israel, pueblo rebelde y contradictor, el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos; pueblo que en mi rostro me provoca de contínuo a ira haciendo lo que es malo." (Isaías 65:2-3, Romanos 10:21)

El Señor mismo describió así al pueblo de Israel... Y hoy nosotros no somos muy diferentes a ellos, el pecado que habita en nuestro corazón nos induce siempre a pecar contra Dios. Queriendo hacer lo bueno, hacemos el mal que no queremos. (Romanos 7:19)
No podemos confiar en nosotros mismos porque nuestro corazón es engañoso y está corrompido... Pero nuestra esperanza es Cristo; El venció el pecado! Su victoria en la Cruz fue para hacernos libres a nosotros!!

Asi que, ya no vivamos según los malos deseos de nuestra naturaleza humana, sino conforme al Espíritu que habita en los hijos de Dios.

Si vivimos pensando en todo lo malo que nuestros cuerpos desean, entonces quedaremos separados de Dios. Pero si pensamos sólo en lo que desea el Espíritu Santo, entonces tendremos vida eterna y paz.

Los que no controlan sus malos deseos sólo piensan en hacer lo malo. Son enemigos de Dios porque no le obedecen.
Pero si el Espíritu de Dios vive en ustedes, ya no tienen que seguir sus malos deseos, sino obedecer al Espíritu de Dios. (Romanos 8:6-8)

Por medio del Espíritu Santo podemos poner fin a todos nuestros malos deseos.
Vivamos entonces en santidad, como hijos de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario