DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

4 de febrero de 2010

Nuestra lectura de hoy, jueves 4 de febrero

Levítico, capítulos 13 al 15

En los tiempos bíblicos, la lepra era considerada la peor enfermedad. Cubría el cuerpo con úlceras y, a medida que se extendía, la piel se iba cayendo. La putrefacción de la zona afectada producía un hedor repugnante y la pérdida de los miembros. Los leprosos eran apartados del pueblo, vivían solos, y eran considerados personas inmundas. (Levítico 13:45-46) Era una verdadera desgracia este mal.

Hay una lepra que afecta el corazón del hombre y lo vuelve inmundo, sus llagas son incurables, van extendiéndose, corrompiendo, deformando y produciendo muerte en nuestro interior... Todos estamos infectados de este mal... Esta lepra espiritual es el pecado. Por causa de él, somos separados de Dios y vagamos solos, como errantes por la vida, impuros delante de Dios. Indignos de estar en Su presencia. (Levítico 13:46)

Pero en Su grande e incomparable amor, Dios nos ha provisto una solución...

Tenemos un Sumo Sacerdote que intercede por nosotros y puede curarnos y limpiarnos: JESUCRISTO, el Cordero de Dios. Sólo El quita el pecado del mundo... la lepra de nuestro corazón. Su sangre fue derramada a nuestro favor y por Sus llagas fuimos nosotros curados... y reconciliados con Dios, haciéndonos Sus hijos... y herederos de la salvación!

Tenemos la enfermedad, pero está a nuestro alcance la medicina... y es gratuita para todos... Puedes elegir tomarla, o morir sin ella. De esta decisión depende tu eternidad. En el infierno estarán aquellos que ignoraron a Jesús y Su gran salvación... Pero está reservado el cielo para quienes aceptaron Su perdón y fueron limpiados con Su sangre.

Somos libres de elegir. Por mi parte, yo he decidido seguir a Cristo... No vuelvo atrás... No vuelvo atrás.

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