DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

23 de enero de 2010

Nuestra lectura de hoy, sábado 23 de enero

Exodo, capítulos 17 al 19

Las pruebas evidencian lo que hay en nuestro corazón.
Cómo reaccionamos cuando sentimos a Dios en silencio, y Sus promesas se demoran... ¿Nos quejamos contra El, dudamos de Su fidelidad? (Exodo 17:3, 7)

Benditas las pruebas, pues nos purifican y enseñan a confiar en Dios!

Debemos considerarnos dichosos cuando pasamos por diferentes pruebas, sabiendo que cuando nuestra fe es probada, produce en nosotros paciencia. Soportemos con valor los sufrimientos, recordando que por medio de ellos alcanzamos madurez y somos perfeccionados. (Santiago 1:2-4)

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