Que no haya en ninguno de nosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo. Al contrario, animémonos a perseverar para que ninguno de nosotros se endurezca por el engaño del pecado.
Para tener parte con Cristo, debemos retener firme hasta el fin, nuestra confianza del principio. (Hebreos 3:12-14)
Es con paciencia, con perseverancia, con confianza en Su Palabra que llegaremos al final de la carrera sin perder la fe. Volvamos nuestro corazón cada día a nuestro Señor para que no se distancie de El, cargándose de pecado; necesitamos acudir día a día a Su presencia para ser lavados con Su sangre, y para alimentar la comunión con nuestro Padre.
"Es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos..." (Hebreos 2:1)
No descuidemos una salvación tan grande!
No hay comentarios:
Publicar un comentario