• Filemón
• Hebreos, capítulo 1
Dios nos salva, no por ninguna obra justa que nosotros hayamos hecho, sino por Su misericordia, y por la fe en Jesucristo. Somos justificados por Su gracia al nacer de nuevo, por medio del Espíritu Santo.
Nadie podrá llegar al cielo confiando en sus buenas obras. Sólo por medio de la fe y confianza en Cristo y en Su obra redentora es que somos salvos y herederos de la vida eterna. (Tito 3:4-7 / Efesios 2:8)
Y si hemos nacido de nuevo por el Espíritu, no es para seguir viviendo según la antigua vida; sino para comenzar una nueva vida en Cristo, en obediencia al Padre y en santidad.
"A nadie difamen, no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres." (Tito 3:2)
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