DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

13 de enero de 2011

Nuestra lectura de hoy, jueves 13 de enero

Tito, capítulo 3
Filemón
Hebreos, capítulo 1

Dios nos salva, no por ninguna obra justa que nosotros hayamos hecho, sino por Su misericordia, y por la fe en Jesucristo. Somos justificados por Su gracia al nacer de nuevo, por medio del Espíritu Santo.

Nadie podrá llegar al cielo confiando en sus buenas obras. Sólo por medio de la fe y confianza en Cristo y en Su obra redentora es que somos salvos y herederos de la vida eterna. (Tito 3:4-7 / Efesios 2:8)

Y si hemos nacido de nuevo por el Espíritu, no es para seguir viviendo según la antigua vida; sino para comenzar una nueva vida en Cristo, en obediencia al Padre y en santidad.

"A nadie difamen, no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres." (Tito 3:2)

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