DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

15 de enero de 2011

Nuestra lectura de hoy, sábado 15 de enero

Hebreos, capítulos 5 al 7

En Cristo tenemos un sumo sacerdote santo, inocente y sin mancha, que se compadece de nuestras debilidades y es poderoso para socorrernos cuando somos tentados, porque El mismo fue tentado en todo, pero sin pecar; y por lo que padeció aprendió la obediencia y llegó a ser el autor de salvación eterna para todos los que le obedecen.

Jesucristo, nuestro sumo sacerdote, está a la diestra del Padre intercediendo por nosotros. Gracias a El podemos acercarnos con confianza ante el trono de nuestro Dios, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
(Hebreos 2:18, 4:15, 5:8-9, 7:25-26, Romanos 8:33-34)

No cedamos ante la tentación, tenemos socorro en el Señor para resistirla y salir aprobados de ella.

"Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman." (Santiago 1:12)

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