DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

3 de diciembre de 2010

Nuestra lectura de hoy, viernes 3 de diciembre

Juan, capítulos 12 al 14

Quebremos nuestras vidas a los pies de Cristo y derramemos delante de El nuestra adoración como un perfume agradable y como una ofrenda de amor para nuestro Salvador. Rindamos todo nuestro ser ante Su presencia, despojémonos de nuestra gloria personal y atribuyámosla al Único que es digno de recibirla. (Juan 12:1-8)

Invirtamos tiempo para buscar al Señor, para escucharle, para adorarle y conocerle en intimidad.
Los que se sienten a los pies del Maestro, serán enseñados por El.
Y aquellos que entregan lo mejor de sus vidas en adoración, serán llenos de un nuevo perfume... El perfume fragante de Cristo.

Jesucristo merece toda nuestra adoración... Su amor inmerecido nos ha salvado, Su preciosa sangre vertida a nuestro favor nos ha limpiado. El pagó por nuestro perdón! Jesús derramó toda Su vida por nosotros... por amor.


No hay comentarios:

Publicar un comentario