DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

17 de diciembre de 2010

Nuestra lectura de hoy, viernes 17 de diciembre

Romanos, capítulos 5 al 7

Los que fuimos bautizados luego de haber creído en Cristo Jesús, hemos muerto a nuestra vieja manera de vivir y hemos resucitado a una vida nueva. Nuestra vieja naturaleza fue crucificada con Cristo, para que nuestro cuerpo pecaminoso no siga siendo esclavo del pecado.
Asi que, no permitamos que reine nuevamente el pecado en nuestros cuerpos, ni le obedezcamos en sus concupiscencias. Obedezcamos a Dios y vivamos de manera santa, sirviéndole a El y honrando Su nombre.

La paga del pecado es muerte, pero el regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 6:23)

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