DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

16 de diciembre de 2010

Nuestra lectura de hoy, jueves 16 de diciembre

Romanos, capítulos 2 al 4

Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. (Efesios 2:8)

No hay nadie que pueda decir: 'Yo soy justo, no necesito a Cristo como Salvador de mi alma', porque todos hemos pecado, aún nuestra naturaleza es en su esencia pecaminosa; por eso estamos muertos espiritualmente y hemos sido destituidos de la gloria de Dios. Nuestros pecados nos separan de la presencia del Dios santo y provocan Su ira.

Lamentablemente, esa es la condición en que se encuentra todo ser humano.

Pero la buena noticia del evangelio es que en Cristo hallamos al Varón perfecto, al Escogido para quitar el pecado del mundo... y de nuestro corazón; al Único que es justo y que por eso puede justificarnos gratuitamente a nosotros también.
En Cristo, Dios manifestó Su justicia descargando toda la ira que merecíamos nosotros a causa de nuestros pecados. Eso fue lo que soportó nuestro Salvador en la cruz. Y esa fue la única obra expiatoria que el Padre aceptó para que la humanidad pueda alcanzar salvación.
Dios mismo puso a Cristo como propiciación por medio de la fe en Su sangre. (Romanos 3:25)

Ninguna obra nuestra sirve para hacernos justos, ya hemos sido justificados por medio de lo que padeció Jesús, asi que sólo debemos creer en El, para que en nuestra fe se cumpla la salvación y se demuestre que es por gracia, no por obras, gracia inmerecida de la cual no podemos jactarnos.

Y ahora sí, una vez que hemos creído, somos regenerados en Jesucristo para hacer buenas obras, aquellas que Dios preparó de antemano para que nosotros las practiquemos y andemos en ellas. (Efesios 2:10)

La fe del que cree en Aquel que justifica al pecador, le será contada por justicia, para salvación de su alma. Y las obras que éste hiciere unido a su Señor, le serán por recompensa en el reino de los cielos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario