• Romanos, capítulos 8 al 10
No vivamos según los deseos de la carne -nuestra naturaleza pecaminosa- (Gálatas 5:16-21), sino conforme a los deseos del Espíritu. Porque ocuparse de la carne produce enemistad con Dios y muerte, pero vivir según el Espíritu produce vida eterna y paz.
Si somos verdaderos hijos de Dios, Su Espíritu habita en nosotros y nos guía a obrar de manera que agrademos al Padre. (Romanos 8:5-9, 13-14)
Caminemos en luz, desechemos todo deseo impuro, busquemos la justicia y la santidad...
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