DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

18 de diciembre de 2010

Nuestra lectura de hoy, sábado 18 de diciembre

Romanos, capítulos 8 al 10

No vivamos según los deseos de la carne -nuestra naturaleza pecaminosa- (Gálatas 5:16-21), sino conforme a los deseos del Espíritu. Porque ocuparse de la carne produce enemistad con Dios y muerte, pero vivir según el Espíritu produce vida eterna y paz.

Si somos verdaderos hijos de Dios, Su Espíritu habita en nosotros y nos guía a obrar de manera que agrademos al Padre. (Romanos 8:5-9, 13-14)

Caminemos en luz, desechemos todo deseo impuro, busquemos la justicia y la santidad...

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