DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

20 de diciembre de 2010

Nuestra lectura de hoy, lunes 20 de diciembre

Romanos, capítulos 14 al 16

No nos juzguemos los unos a los otros, sino más bien propongámonos no ser de tropiezo para nuestros hermanos más débiles en la fe, por quienes Cristo también murió.
Busquemos todo lo que conduce a la paz, y lo que nos edifica mutuamente. Seamos sabios para el bien, e ingenuos para el mal.

El reino de Dos consiste en una vida de rectitud, paz y gozo por medio del Espíritu Santo. El que sirve a Cristo de esta manera, agrada a Dios y es aprobado por los hombres.

Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno y edificante; porque ni siquiera Cristo se agradó a sí mismo. (Romanos 14:13, 17, 19; 15:2-3; 16:19)

Que Dios nos dé, como hijos Suyos, un mismo sentir según Cristo Jesús; para que Su nombre sea glorificado en medio de Su pueblo.

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