DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

30 de noviembre de 2010

Nuestra lectura de hoy, martes 30 de noviembre

Juan, capítulos 3 al 5

De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3:16)


Qué hermosa esperanza tienen aquellos que creyeron en Cristo Jesús y han nacido de nuevo por medio del Espíritu Santo... Para ellos está reservada la vida eterna en el reino de Dios! No hay condenación para sus almas, pues han creído, y sus vidas han sido lavadas en la sangre del Cordero.

Pero los que se rehúsan a creer... ya están condenados pues aborrecen la luz, y sus obras son malas... En lugar de recibir vida eterna, la ira de Dios será sobre ellos...
Esto es para tomar en serio. No despreciemos el amor de Dios, porque terminaremos exponiéndonos a una eternidad sin esperanza ni salvación...

Los que ya somos cristianos, practiquemos la verdad, caminemos en luz, y obremos en todo obedeciendo al Padre. No descuidemos esta salvación tan grande, que ha costado toda la sangre y las lágrimas de nuestro precioso y admirable Salvador, Cristo Jesús.

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