DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

1 de diciembre de 2010

Nuestra lectura de hoy, miércoles 1º de diciembre

Juan, capítulos 6 al 8

Trabajemos, no por la comida que perece, sino por la que permanece para vida eterna, la cual nos dará Cristo.
Jesús es el pan de vida que descendió del cielo para dar vida al mundo; quienes acuden a El, nunca tendrán hambre; y los que en El creen, no tendrán sed jamás. Los que comen de este pan, vivirán para siempre...

Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros creemos en ti y reconocemos que Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

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