DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

22 de noviembre de 2010

Nuestra lectura de hoy, lunes 22 de noviembre

Lucas, capítulos 3 al 5

Produzcamos frutos que demuestren arrepentimiento. (Lucas 3:8)

Conduzcámonos de tal modo que se vea claramente que nos hemos vuelto al Señor.
Vivamos de manera aprobada, puros e irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de justicia que se producen por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios. (Filipenses 1:9-11)

Si Jesús es nuestro Señor, debemos vivir como El nos enseñó:
Amemos a nuestros enemigos, hagamos bien a quienes nos odian, bendigamos a quienes nos maldicen, oremos por quienes nos calumnian...
Al que nos pegue en una mejilla, presentémosle también la otra...
A cualquiera que nos pida, démosle...
Prestemos sin esperar nada a cambio.
Seamos misericordiosos así como nuestro Padre es misericordioso.
No juzguemos, y no seremos juzgados.
No condenemos, y no seremos condenados.
Perdonemos, y seremos perdonados. (Lucas 6:27-30, 35-37)

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