DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

25 de noviembre de 2010

Nuestra lectura de hoy, jueves 25 de noviembre

Lucas, capítulos 12 al 14

Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. (Mateo 7:13-14)

Esfuércense en entrar por la puerta angosta; porque muchos procurarán entrar, y no podrán. (Lucas 13:24)

La puerta estrecha es Jesús, y el que la halla y entra por ella se convierte en seguidor de Cristo, y debe andar luego el camino que El nos señaló. Ese camino es angosto, porque no vamos haciendo nuestra voluntad sino la de Aquel que nos llamó a servirle; vamos negándonos a nosotros mismos, para adquirir la mente y el carácter de Cristo. No podemos entrar por la puerta estrecha y luego transitar la vida según nuestros propios deseos... Para heredar la vida eterna hay sólo una puerta que es estrecha, y un sólo camino que es angosto.

Esta puerta angosta que conduce a la vida eterna, aún sigue abierta; pero llegará el día en que se cerrará y los que estén fuera lamentarán con llanto y crujir de dientes haber quedado excluídos del reino de Dios.
Apúrense en volverse a Dios! Sólo en Jesús hay salvación.

"No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos." (Mateo 7:21)

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