DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

30 de octubre de 2010

Nuestra lectura de hoy, sábado 30 de octubre

Sofonías, capítulos 1 al 3

Busquen al Señor todos los humildes de la tierra, los que han puesto en práctica Sus mandatos. Busquen la justicia, busquen la mansedumbre. (Sofonías 2:3)

Para acercarnos al Señor, debemos dejar a un lado nuestra autosuficiencia. Un corazón altivo no puede reconocer cuánta falta le hace Dios en su vida...

El mundo considera dichosos a los poderosos, a los ricos, a los inteligentes, a los que son fuertes, a los famosos...
Pero en el reino de los cielos no es así...
Son bienaventurados los pobres en espíritu -los que reconocen su necesidad espiritual- y de ellos es el reino de los cielos. También son bienaventurados los mansos... y ellos recibirán la tierra por heredad. (Mateo 5:3, 5)

Nuestra mente debe ser renovada y transformada de acuerdo a los valores y criterios del reino de Dios, tan diferentes a los de este mundo!

Jesús fue manso y humilde de corazón... debemos aprender de El!

Asi que hermanos, como escogidos de Dios, santos y amados, revistámonos de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, paciencia y amor... Que la paz de Dios gobierne en nuestros corazones y Su Palabra habite de manera abundante en nosotros... (Colosenses 3:12, 14-16)

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