DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

17 de octubre de 2010

Nuestra lectura de hoy, domingo 17 de octubre

Oseas, capítulos 6 al 8

Vengan, volvámonos al Señor nuestro Dios de todas las infidelidades con que se ha extraviado nuestro corazón. Reconozcamos nuestro pecado delante de Su presencia, y busquemos Su rostro. Sólo El puede sanar nuestras rebeliones y curar todas las heridas que el pecado ha ocasionado en nuestras almas.

Clamemos a nuestro Redentor mientras Su gracia esté todavía extendida sobre nuestras vidas... Regresemos pronto a Su lado para ser perdonados y limpiados.
El Señor saldrá al encuentro de quienes vuelvan arrepentidos a El... Tan cierto como que sale el sol, y tan cierto como que la lluvia que riega la tierra... El escuchará el clamor de los que le buscan con sinceridad.

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