DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

14 de agosto de 2010

Nuestra lectura de hoy, sábado 14 de agosto

Cantares, capítulos 5 al 7

A nuestras puertas hay toda clase de dulces frutas, nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado. (Cantares 7:13)

Los frutos que produce Su Espíritu en nuestra vida son: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. (Gálatas 5:22)
Todos estos frutos variados y hermosos son para deleitar a nuestro amado Señor.
La gloria de la cosecha es Suya porque es producto del trabajo de Sus manos en nuestro corazón.

No practiquemos las obras de nuestra carne porque darán fruto corrupto y apestoso. Vivamos de acuerdo al Espíritu, para que todos Sus frutos maduren en nuestras vidas, y sean una ofrenda agradable delante de Sus ojos.

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