DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

22 de julio de 2010

Nuestra lectura de hoy, jueves 22 de julio

Salmos, capítulos 129 al 131

Señor, si tomares en cuenta todos nuestros pecados, ¿quién podría mantenerse en pie?

Pero en ti hay misericordia y perdón, ¡por eso mereces nuestra adoración!
Hay abundante redención por medio de Jesús! (Salmo 130:3-8)

Los que no han creído en Cristo, tienen sus conciencias cargadas con la culpa de todos sus pecados. Llevan un peso inmenso sobre sus espaldas que agobia sus vidas. Sus maldades están expuestas ante Dios y son hallados culpables delante de El. Pero hay una buena noticia... los que creen por medio de la fe en Jesús, y se arrepienten de sus pecados, son perdonados y limpiados! Cuando Dios mira sus corazones, ya no ve sus culpas... Ve a su Hijo Cristo y la sangre que El derramó en la cruz; y por eso son hechos justos... No para seguir practicando el pecado, sino para comenzar una vida nueva, en paz con Dios, en obediencia a Su Palabra y con la esperanza de entrar en el reino de los cielos cuando nuestra vida acabe en la tierra.

Cómo despreciar una salvación tan grande??
Si la luz vino al mundo... por qué seguir viviendo en oscuridad? Por qué seguir perdidos, si hay un camino que nos conduce a la vida eterna? Por qué condenarnos, si hay salvación para nuestras almas, gracias a Jesús??

Que los ojos de aquellos que todavía caminan en oscuridad sean abiertos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y no sigan más bajo el poder de Satanás sino de Dios; y reciban, por la fe en el nombre de Jesús, perdón de pecados y herencia entre los santificados. (Hechos 26:18)

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