DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

25 de junio de 2010

Nuestra lectura de hoy, viernes 25 de junio

Salmos, capítulos 48 al 50

"El Señor es nuestro Dios eternamente y para siempre; El nos guiará aún más allá de la muerte." (Salmo 48:14)

Para los hijos de Dios la muerte es, simplemente, terminar nuestro peregrinaje en esta tierra y llegar a casa... a nuestro verdadero hogar, junto a nuestro Padre Celestial. El Señor, nuestro Dios quien nos condujo durante esta vida, es quien nos guiará también al partir de aquí, cuando cerremos nuestros ojos por última vez. Asi que, "Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos... Sea que vivamos, o que muramos, somos del Señor." (Romanos 14:8)

Vivamos para Cristo hasta acabar nuestra carrera; y entonces, al finalizar nuestro camino nos encontraremos con El, y heredaremos la vida eterna prometida para todos los que han creído en Su nombre y han sido lavados sus pecados en la sangre del Cordero.

El cristiano vive y muere sin temor, porque ha puesto su confianza en el Señor, y su alma está guardada en Sus manos... Pero ay! de los que mueren sin Cristo...!!

"Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con Su sangre... a El sea la gloria por los siglos de los siglos." (Apocalipsis 1:6)

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