DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

26 de junio de 2010

Nuestra lectura de hoy, sábado 26 de junio

Salmos, capítulos 51 al 53

"Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí.
Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos.
Borra mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí."
(Salmo 51:1-4, 10)

Siendo aún pecadores y enemigos de Dios, Cristo murió por nosotros para librarnos de la condenación eterna y justificarnos delante de Dios. Son reconciliados con Dios los que creen en Jesucristo y se arrepienten de sus pecados. Son salvos y herederos de la vida eterna aquellos que han permitido que la sangre del Cordero lave sus almas...
"La paga del pecado es muerte... más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro." (Romanos 6:23)

¡Vuélvanse a Dios! Y acepten con fe Sus buenas noticias de salvación.

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