Dios no abandonó a los israelitas en el desierto. El fue siempre fiel, a pesar de la infidelidad reiterada de ellos.
Dios les condujo, enseñándoles durante el camino a obedecerle y temer Su nombre.
Dios hizo maravillas desplegando Su poder frente a los ojos de todo el pueblo.
Para cada imposible con el que se topaban los israelitas, Dios tenía una solución.
Llegando todo el pueblo al río Jordán, Dios hizo un nuevo milagro, dividiendo las aguas y permitiendo que pudieran cruzarlo en seco como había sucedido también con Moisés en el Mar Rojo. (Josué 3)
Para Dios no hay nada imposible. Si nos dejamos guiar por El, le veremos marchando delante nuestro, abriendo caminos, obrando milagros, conduciéndonos a verdes pastos y a aguas de reposo.
El confortará nuestra alma en medio de las pruebas y durante el desierto; El nos mostrará el camino...
Dice el Señor:
"Otra vez abriré camino en el desierto y ríos en la soledad."
(Isaías 43:19)
◘
No hay comentarios:
Publicar un comentario