"El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado."
(Santiago 4:17)
Nuestra desobediencia a Dios voluntaria y conciente, nos vuelve vulnerables a los ataques del enemigo, convirtiéndonos en presas fáciles para él.
Acán, por la codicia de su corazón, desobedeció las instrucciones dadas por Dios al pueblo. (Josué 6:18, 7:20-21)
Y los israelitas fueron derrotados por sus enemigos.
El pecado nos debilita...
"Despojémonos de todo peso y del pecado que nos enreda..." (Hebreos 12.1)
porque...
"Nuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.
Resistámosle firmes en la fe, sabiendo que en todas partes del mundo nuestros hermanos están sufriendo las mismas cosas." (1 Pedro 5:8)
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