DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

30 de marzo de 2010

Nuestra lectura de hoy, martes 30 de marzo

1 Samuel, capítulos 29 al 31

"David se fortaleció en Jehová su Dios." (1 Samuel 30:6)

Las pruebas seguían llegando a la vida de David: agudas, punzantes, dolorosas... pero en medio de ellas él puso su confianza en Dios y fortaleció su alma en El.

"Sólo en Dios encuentro paz, pues mi salvación viene de El.
Sólo El me salva y me protege.
No caeré, porque El es mi refugio.

Alma mía, reposa en Dios pues El es mi esperanza.
El solamente es mi roca y mi salvación." (Salmo 63:1-2, 5-6)

Hagamos nuestras las palabras de este salmo, y cuando vengan pruebas a nuestra vida, recordemos el ejemplo de David.

Las noches oscuras y las tormentas más negras no podrán derribarnos mientras nuestra confianza esté puesta en Dios; hallaremos paz en Su presencia y la fuerza necesaria para continuar.

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