DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

28 de enero de 2011

Nuestra lectura de hoy, viernes 28 de enero

Apocalipsis, capítulos 10 al 12

Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de Su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos; y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. (Apocalipsis 12:10-11)

Día y noche hay un adversario de la salvación de nuestras almas que nos acusa ante el trono de Dios. Pero llegará el momento en que será expulsado, y se manifestarán por completo la salvación, el poder, el reino y la autoridad pertenecientes a Dios y a Cristo.
Pero mientras dure la noche oscura sobre la tierra, en que el príncipe de las tinieblas gobierna sobre el mundo, tenemos quién nos defiende. Nuestro Salvador Jesucristo presenta defensa a favor nuestro delante del Padre. El es nuestro abogado y defensor de todas las acusaciones con que desea condenarnos el maligno. La sangre de nuestro Redentor nos limpia y justifica. Refugiémonos en ella. Preciosa sangre que lava nuestras manchas, y por medio de la cual somos vencedores sobre toda fuerza del mal.

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