Como ENOC, caminar en compañerismo diario con el Padre Celestial.
Como ABRAHAM, confiar incondicionalmente en Dios.
Como MOISÉS, obedecer a Dios aunque esto signifique sufrir.
Como JOSÉ, dar la espalda a la tentación.
Como JOSUÉ y CALEB, no permitir que me desanimen los obstáculos.
Como EZEQUÍAS, preparar mi corazón para buscar a Dios.
Como DAVID, alzar mis ojos a los montes y recordar que mi socorro viene de Jehová.
Como JOB, ser paciente bajo cualquier circunstancia.
Como DANIEL, vivir en comunión constante con Dios.
Como ANDRÉS, guiar a mis hermanos a Cristo.
Como ESTEBAN, manifestar un espíritu de perdón hacia los que nos hieren.
Como PABLO, olvidar lo que está atrás y proseguir a la meta.
Reconociendo nuestra incapacidad de alcanzar estos objetivos por nuestras propias fuerzas, proclamemos las palabras de la Biblia:
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Autor desconocido
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