DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

5 de enero de 2011

Nuestra lectura de hoy, miércoles 5 de enero

Colosenses, capítulos 1 al 3

Si hemos resucitado con Cristo, busquemos las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
Concentremos nuestra atención en las cosas del cielo y no en las de la tierra. (Colosenses 3:1-2)

Busquemos en primer lugar el reino de Dios, no nos aferremos a lo que es temporal.
Edifiquemos nuestras vidas sobre el fundamento que es Cristo, con materiales que no se echen a perder y que tengan valor eterno... Para que nuestras obras permanezcan y recibamos recompensa de nuestro Padre.
Todas nuestras obras serán puestas a prueba delante de Dios. (1 Corintios 3:12-15)

Que podamos tener fruto abundante en nuestra cuenta celestial.

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