DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

7 de noviembre de 2010

Nuestra lectura de hoy, domingo 7 de noviembre

Mateo, capítulos 2 al 4

'Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.' (Mateo 3:17)

Jesús es el Hijo amado de Dios que vivió en esta tierra en contínua comunión con Su Padre, obedeciéndole en todo y buscando siempre hacer Su voluntad.
Todo lo que Jesús hacía, a Dios le agradaba y llenaba Su alma de contentamiento (Mateo 12:18).

Nosotros fuimos llamados a ser hijos de Dios, semejantes a Jesús... Parecidos a El en humildad, en obediencia, en santidad, en amor, en compasión... y en todas las virtudes de Su carácter tan digno de ser imitado.

¿Cómo actuó Jesús frente a la tentación? ¿Cómo reaccionó frente a quienes le maltrataban, insultaban y abofeteaban? ¿Qué actitud tuvo con los que le traicionaron y negaron?
Así como hizo El, debemos hacer nosotros también. No sigamos el ejemplo del mundo, no vivamos según actúa y reacciona toda la gente. Vivamos de acuerdo al ejemplo que Jesús nos dejó y agrademos en todo a nuestro Padre.

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