DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21

25 de octubre de 2010

Nuestra lectura de hoy, lunes 25 de octubre

Jonás, capítulos 3 y 4
Miqueas, capítulo 1

En los tiempos del profeta Jonás, Nínive era la capital del imperio asirio. Con más de cien mil habitantes, era una ciudad grande, hermosa, y una de las más influyentes de la época; pero su maldad también era grande y su pecado 'subió delante de Dios', y Dios advirtió a sus habitantes que vendría destrucción sobre ellos si no se arrepentían. Y los ninivitas creyeron la advertencia y clamaron a Dios, ayunaron, y se convirtieron de su mal camino. Y el Señor tuvo piedad de ellos y los perdonó. (Jonás 3)

Delante de Dios sube la maldad de cada nación y ciudad de esta tierra... También llega delante suyo el clamor de quienes le buscan y se arrepienten de sus pecados. Lo primero atrae Su juicio, pero lo último conmueve Su corazón misericordioso.
Busquemos al Señor, convirtámonos de nuestros malos caminos; que suba delante de Su presencia el clamor de multitud de corazones arrepentidos que se vuelven por completo a El. Dios mostrará Su misericordia a cada pecador arrepentido que invoque el nombre de Cristo para ser salvo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario