• Proverbios, capítulos 21 al 23
"Instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo no se apartará de él." (Proverbios 22:6)
Dejen a los niños ir a Cristo, y no se lo impidan; porque de ellos es el reino de los cielos. (Lucas 18:16)
Enseña a tus niños desde pequeños la Palabra de Dios, que ellos también puedan recibir diariamente el alimento espiritual que sus tiernas vidas necesitan. Enséñales a relacionarse con Dios, a hablar con El por medio de la oración. Cuéntales de Su gran amor, de Su bondad, Su justicia, y de Su fidelidad...
Graba estas palabras en tu corazón; y repítelas a tus hijos contínuamente, háblales de ellas siempre: estando en casa, fuera de ella, cuando te levantes y al acostarte:
'El Señor es el único Dios. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con todas tus fuerzas.' (Deuteronomio 6:4-7)
El Señor ama a los niños y quiere bendecirlos, son un tesoro precioso ante Sus ojos; llevémoslos a El cuanto antes...
◘
DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, para que TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21
EL QUE EN EL CREE, NO ES CONDENADO; pero el que no cree, ya ha sido condenado...
Y esta es la condenación: que LA LUZ VINO AL MUNDO, Y LOS HOMBRES AMARON MÁS LAS TINIEBLAS QUE LA LUZ, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a ella para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:16-21
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