Gracias,
Señor, por las pruebas que paso,
porque
veo que crezco al seguirte a Ti.
Y
gracias, Señor, porque en este proceso
tu
paciencia se forja en mí y aprendo a amar.
Porque va en contra de mi humana naturaleza,
ceder y dar las riendas a tu Santo Espíritu.
Porque mi humana naturaleza siempre grita su sentir,
y es muy fácil ignorar la voz de Dios.
Gracias,
Señor, porque en cada prueba
me
acompañas y guías muy lejos del mal.
Tú
prometes, Dios, que con la tentación
me darás la salida y podré soportar.
Y muchas
gracias, Señor, porque cuando Tú ocupas
en mi
vida el primer lugar… ¡es hermoso vivir!
◘
«Nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia.» (Romanos 5:3)
No hay comentarios:
Publicar un comentario